lunes, 30 de abril de 2012

El comienzo de una historia.

¿Dónde empiezan las historias? ¿Con el recorrido de una lágrima solitaria que resbala sobre la piel humedecida? ¿Con esa lágrima que golpea el suelo y se parte como si fuera de cristal, y no de agua...? ¿O acaso comienzan al salir el Sol, al amanecer, al abrir los ojos y contemplar el nuevo día? ¿Al contemplar por primera vez el mundo? Si yo tuviera que escribir mi historia, el momento de mi nacimiento se convertiría en una simple fecha y a menudo omitiría los acontecimientos más importantes. ¿Por qué? Porque esos instantes que tanto me importaban a mí, o que tanto me cambiaron, no son nada para otros. Por ello, una historia empieza allí donde es diferente a todas las demás. Donde destaca. Donde la contemplan, la escuchan o la leen. Ahí no es donde nace un buen relato, sino donde puede ser contado.
Quizá ahora mis lectores esperen eso: un relato. Sin embargo, aún es demasiado pronto. Antes de eso, me quedan demasiadas cosas que contar. Pero, como esa lista es interminable, podría usar historias para ilustrarla. Historias que son hermosas como las flores, pero comienzan a marchitarse tan pronto como alcanzan su máximo esplendor. Lo que diferencia a estos relatos de las flores es que una flor solo vive una vez, pero una historia puede repetirse infinitamente... Y hay demasiados que pueden vivirla.
La imaginación, que permite crear todo eso, se basa siempre en cosas que ya existen. Si un niño que no ha nacido pudiera hablar, y contar una historia, ¿qué diría? ¿Hablaría del latido del corazón de su madre, de los extraños sonidos del exterior? ¿De la curiosa sensación que siente al mover una pierna o una mano? Pero... ¿Podría hablar de estrellas? ¿De colores? ¿Podría inventarlos? No. No se pueden inventar los colores, porque todos los que se nos ocurren son mezclas de otros. Y, a pesar de ello, podemos decir que esos colores son los únicos que existen, porque son lo único que podemos ver. La luz ultravioleta no tiene color, aunque los insectos sí puedan verla. El mundo pueda percibirse de millones de maneras, ¿quiere decir esto que sean todas incorrectas? Yo creo que no; que todas aciertan.

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